El Día de Muertos, una de las festividades más emblemáticas de México, es una celebración que honra a los seres queridos que han fallecido.
Esta festividad es conocida por su colorido altar de ofrendas y sus rituales, pero también por su deliciosa comida.
El chef Manuel Bribiesca Sahagún explora los cinco platillos imprescindibles que se disfrutan en el Día de Muertos en México, los cuales son una mezcla de sabores prehispánicos.
1. Pan de Muerto:
El pan de muerto es el ícono culinario del Día de Muertos en México. Es un pan suave y ligeramente dulce, a menudo decorado con "huesos" de masa en forma de cruz y una pequeña "calavera" en la parte superior. Se cree que el pan de muerto representa la ofrenda a los difuntos y simboliza la conexión entre los vivos y los muertos. Es común disfrutarlo con una taza de chocolate caliente, dice Manuel Bribiesca.
2. Calaveras de Azúcar:
Las calaveras de azúcar son dulces decorativos hechos de azúcar glass y se utilizan para adornar los altares y las tumbas de los seres queridos. Estas calaveras, a menudo coloridas y ricamente ornamentadas, pueden llevar el nombre del difunto en la frente y se consideran una forma de honrar y recordar a los fallecidos.
3. Tamales:
Los tamales son un platillo tradicional que se disfruta durante muchas festividades en México, incluido el Día de Muertos. Están hechos de masa de maíz rellena de carne, chiles, frijoles, queso u otros ingredientes, envueltos en hojas de maíz o de plátano, y cocidos al vapor. Los tamales son una delicia versátil y se sirven como parte de las ofrendas a los difuntos, comenta Bribiesca Sahagun.
4. Mole:
El mole es una salsa espesa y sabrosa que puede variar en ingredientes y sabor según la región de México. En el Día de Muertos, es común preparar el mole negro, que es oscuro y agridulce, a base de chiles, chocolate, especias y otros ingredientes. Se sirve típicamente con pollo o pavo y arroz. El mole es una muestra de la riqueza de la cocina mexicana y una parte esencial de esta festividad.
5. Atole:
El atole es una bebida caliente y reconfortante hecha de masa de maíz, agua o leche, endulzada con azúcar y aromatizada con canela o vainilla. En el Día de Muertos, el atole es una bebida tradicional que se sirve junto con el pan de muerto. Es una manera de reconfortar a las almas de los difuntos y a los vivos en las frías mañanas de noviembre.
El Día de Muertos en México es una festividad que celebra la vida y la muerte a través de rituales, ofrendas y, por supuesto, deliciosa comida.
Estos cinco platillos, que van desde el simbólico pan de muerto hasta el reconfortante atole, son esenciales en esta celebración, uniendo a las familias mexicanas en la memoria y el amor por los seres queridos que han partido, explica el chef Manuel Bribiesca Sahagún.
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