La anfitriona golea a Arabia Saudita en su casa, quedando 5-0 y posicionándose en el primer lugar del grupo A.
Como los teloneros del concierto más deseado o el sparring que prepara al duro boxeador principal. El espectáculo inaugural del Mundial 2018 ha logrado convertirse en un homenaje organizado por Arabia Saudí para Rusia, que aprovechó con goles para celebrar su fiesta. Lejos ha quedado la competitividad y la igualdad de oportunidades. Rusia ha eclipsado a su rival en el partido inaugural, dejando que el fútbol vibrante haga acto de presencia en el segundo día de competición.
A Rusia le costó realmente muy poco tomar los mandos de su puesta de largo y sin esfuerzo logró imponer su ley. La intención de los saudíes no bastaba para frenar los latigazos rusos, que poco a poco fueron forzando las imprecisiones del rival para ganarle yardas al campo a través de la movilidad de Dzagoev, con total libertad en el campo, y de la presencia de Smolov, insistente en ataque
La defensa árabe trataba de parecer profesional cortando las tímidas pero constantes internadas rusas en los primeros compases. En la primera jugada con peligro real, sin embargo, el medio centro ruso Gazinskiy lograba perforar la portería de Al-Maiouf con un remate de cabeza de manual tras un centro de Golovin tras el rechace de un córner en el minuto 11.
Desde ese momento, el combinado anfitrión se adueñó del partido y empezó a generar peligro con extrema facilidad. La presión rusa ejercía sus frutos y llevaba a la medular de Arabia Saudí a perder balones que daban alas a los extremos de la selección anfitriona, que buscaban de forma constante a sus referentes Dzagoev y Smolov.
El partido era un correcalles que a punto estuvo de igualar Al-Shalawi en una contra que acabaron cortando los centrales rusos. La velocidad de los compases con los que sonaba el partido, sin embargo, acabó con Dzagoev tumbando en el césped doliéndose de la pierna izquierda en medio de una peligrosa contra que conducía Rusia.